Los derechos humanos son los principios sobre los que se sustentan todas las sociedades
en las que gobiernan el estado de derecho y la democracia. La importancia fundamental
de los derechos humanos ha sido reconocida universalmente desde la Segunda Guerra
Mundial. Hoy en día, en un contexto de numerosos conflictos, emergencias humanitarias
y graves violaciones del derecho internacional, es aún más crucial que las respuestas
políticas se encuentren firmemente enraizadas en los derechos humanos y que los
Estados cumplan con las obligaciones vinculantes que contrajeron al ratificar los tratados
internacionales de derechos humanos. Desde la lucha contra el extremismo violento hasta
la lucha por erradicar la pobreza, pasando por nuestro enfoque para gestionar la migración,
el derecho internacional de derechos humanos proporciona un marco y una orientación
esenciales para ejercer una función normativa sostenible y responsable.
Los parlamentarios se encuentran profundamente conectados con las preocupaciones
de los individuos. En un momento en que las sociedades están cada vez más divididas,
los parlamentos pueden promover los valores fundamentales de respeto, diálogo y
compromiso. No puede haber lugar para la retórica discriminatoria y xenofóbica que
deja cicatrices en las sociedades y separa aún más a las comunidades. Los parlamentos
que representan verdaderamente toda la diversidad de sus sociedades, que adoptan
leyes efectivas y que exigen responsabilidades a sus gobiernos, constituyen una
herramienta poderosa para moldear un futuro positivo e inclusivo para sus países.

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